Una emotiva despedida se llevó a cabo para honrar a un estimado cuartelero que se retiró del Cuerpo de Bomberos de Temuco después de más de 25 años de servicio en la Segunda Compañía, ubicada en la calle Bulnes, a pasos del cerro Ñielol.
Marco Espinoza Young, quien desempeñó el papel de cuartelero durante este largo período, fue inundado por una mezcla de recuerdos, algunos dulces y otros amargos. Durante estos 25 años, tuvo la oportunidad de responder a innumerables emergencias, especialmente incendios e incidentes con sustancias químicas, y fue testigo del paso de varias generaciones de bomberos, incluyendo a varios amigos que ya no están en este plano terrenal.
El Superintendente Alfredo Lassalle, junto al comandante (s) Mowgli Arroyo, se presentaron en el cuartel para despedir a “Don Marco”, como lo llaman cariñosamente los voluntarios, quien se retiró después de un largo y merecido servicio a la comunidad.
Espinoza recordó sus inicios hace un cuarto de siglo, cuando tenía poco más de 30 años de edad y trabajaba en una empresa de transportes que cerró sus puertas, quedando desempleado junto con sus colegas. Fue en ese momento cuando el superintendente de Bomberos de la época le ofreció la oportunidad de vender boletos para la Rifa Monumental en el centro de Temuco, a cambio de ganar una pequeña comisión, y luego realizar reemplazos como cuartelero durante las vacaciones de otros funcionarios, hasta que finalmente se abrió una plaza permanente en la Segunda Compañía. Así, él y su esposa, junto con sus hijos menores, se mudaron al cuartel.
Este funcionario recibió numerosas distinciones a lo largo de los años por su labor como cuartelero, y muchos voluntarios lo aprecian y lo consideran un mentor para los bomberos novatos, siempre dispuesto a brindar orientación y consejos a quienes se están iniciando en este voluntariado.
“Me voy con grandes recuerdos, especialmente de las celebraciones durante los aniversarios de la Segunda Compañía. Aquí pasaron grandes bomberos, algunos de los cuales estuvieron muchos años aquí hasta que fallecieron. También recuerdo la emoción de la llegada de los nuevos carros”, añade.
Espinoza menciona que la emergencia que más lo marcó fue la tragedia en la Ruta 5 Sur, cerca de la Cantera de Lautaro en 1987, donde fallecieron 44 personas en un accidente automovilístico. Era inspector de Material Mayor en ese entonces y recuerda el arduo trabajo para liberar a las víctimas del impacto entre dos buses y un camión.
“En ese entonces yo era inspector de Material Mayor y me tuve que trasladar al accidente, donde hubo muchas personas fallecidas. Recuerdo perfectamente que me ordenaron despejar las vías, por lo que trabajé con un camionero para despegar los buses que se encontraban prácticamente fusionados por el tremendo impacto… fue algo muy grave y tuve que desprender los vehículos para que se extrajera a las víctimas. Incluso el presidente de la República de ese tiempo, Augusto Pinochet, llegó en helicóptero donde estábamos trabajando en el lugar de la emergencia y fue un tremendo esfuerzo físico de los bomberos, cansancio que hoy vuelve a aparecer en los numerosos incendios forestales que se deben atender, pero siempre esta institución seguirá adelante y a pesar de todo lo que hemos pasado, momentos tristes y felices, debo decir que me voy muy conforme por estos 25 años. Agradezco a mi esposa que me acompañó en esta aventura y se vino conmigo a trabajar a la Segunda Compañía, mientras mis hijos eran menores, hoy en día ya tengo nietos”, prosiguió.
IMPORTANCIA DE LOS CUARTELEROS
El Superintendente Lassalle resaltó la importancia de los cuarteleros en el trabajo de los bomberos, ya que residen junto a sus familias en los cuarteles y son los primeros en responder a las emergencias, llevando a la guardia nocturna y condiciendo las máquinas. Su trabajo combinado con los bomberos que llegan desde sus casas, a menudo evita daños mayores e incluso salva vidas.
Pero esto no es todo, pues, “Don Marco” posee una historia anterior con el Cuerpo de Bomberos de Temuco, ya que fue uno de los fundadores de la Octava Compañía en Santa Rosa en 1982, antes de convertirse en cuartelero, ocupando cargos como capitán, teniente e incluso inspector de Material Mayor.
Después de recibir saludos y homenajes tanto de los oficiales como de los voluntarios de la Segunda Compañía, fue llevado en un carro hasta el frontis del cuartel de la Octava Compañía, donde se le despidió con una cortina de agua, una tradición bomberil.
Finalmente, “Don Marco” manifestó que entre sus planes inmediatos está regresar con su esposa a su hogar en Santa Rosa y disfrutar de la tranquilidad con sus hijos y nietos, lejos del bullicio de las sirenas y el movimiento característico de las emergencias.